Toda la noche pensé en ti. En lo que
te diferenciaba de las otras. En lo
que te hace distinta. Hay cosas mías.
Lo sé. No eres como eres sino como
creo yo que eres. Es imposible que
no suceda así. Es casi natural
que así suceda.
Mientras juego a pensar
que eres ella y tú a que soy él, mientras
los dos jugamos a que nos conocemos,
hay una flor delante de un cuchillo
y un paraguas abierto en la cocina.
Hasta los pechos de una ventana rota
floreciendo instantes, sacudiendo la
tarde.
Todo, en el
nombre del amor.