Con ella no te metas. No la condenes
a proseguir así, con un muerto a cuestas.
Ella ignora que, el lugar al que voy,
es tan nada que ni siquiera se puede
estar solo. Ella sospecha colores.
De seguro irá con flores los domingos.
Y tal vez lo haga por mí, más que por
ella.
Guardará un tiempo las cosas que le di
como si estuviera en mí recordarlas.
Quizá, con alguna amiga hablará de esto.
Y ésta, como toda amiga, le dirá
lo que espera. Que es mejor así. Que salve
el recuerdo. Que el tiempo cura todo.
Pero no quiero esto. Ni un techo de alas
ni un blanco y negro de ojos cortados.
Paso a contarte. Quiero que me recuerde
olvidando. Que el amor la reconozca
enseguida como a la flor elegida
para ello. Que otros ojos la muerdan.
Es mi voluntad terrestre que la quieran.
Que lo que yo quise vivo siga vivo.
Por favor. Que nunca se sequen sus labios.